Se trata de un problema muy frecuente, pero del que se habla muy poco. Las causas pueden ser muchas, aunque la más frecuente es el descenso de estrógenos que conlleva la menopausia. Sin embargo, también puede aparecer durante la lactancia y en situaciones de estrés, o ser provocada por el uso de anticonceptivos, la toma de algunos medicamentos o infecciones puntuales.
En cualquier caso, y sea cual sea la causa, hay solución. Lo que ocurre es que en la mayoría de los casos no se consulta porque no le damos mucha importancia, a no ser que se acompañe de otras molestias, como picor, cambios en las secreciones de la zona vaginal o dificultades para mantener relaciones sexuales. Sin embargo, es importante tratar este problema, sobre todo si va acompañado de otros síntomas, ya que puede favorecer la aparición de infecciones urinarias o agravarse con el tiempo.
Si te pasa, lo primero que debes hacer es consultar a tu ginecólogo/a. A veces el tratamiento es muy sencillo. Existen cremas hidratantes que ayudan a que la mucosa vaginal retenga más agua. Es probable que también notes falta de lubricación y dolor durante las relaciones sexuales. En estos casos es aconsejable utilizar también geles o cremas lubricantes, que ayudan a disminuir la fricción durante el coito y a facilitar la penetración.
Si estas medidas no son suficientes y la sequedad se debe al descenso de estrógenos, se puede recurrir a la terapia hormonal. El tratamiento farmacológico más eficaz en estos casos es la aplicación local de estrógenos. Las dosis administradas son muy bajas, por lo que sus efectos en otros órganos son muy limitados, así que no te preocupes. Existen diferentes presentaciones: geles, cremas, anillos y comprimidos vaginales. Pero siempre debe ser un médico quien te indique si debes utilizarlos, durante cuánto tiempo y cómo hacerlo.
Hoy en día existen, además, otros tratamientos como la aplicación del láser o del plasma rico en plaquetas que son muy útiles para los casos más difíciles. Ambos contribuyen a la regeneración de los tejidos y mejoran la irrigación sanguínea local. En nuestro centro contamos con una Unidad específica de Ginecología regenerativa que ofrece estos tratamientos. La ginecología regenerativa es una nueva subespecialidad de la ginecología que ofrece tratamientos médicos y quirúrgicos para restablecer el aspecto físico y la funcionalidad de la vagina, la zona vulvar y el suelo pélvico.
El tratamiento con láser se realiza de forma ambulatoria y es prácticamente indoloro. Generalmente es necesario realizar tres sesiones para obtener resultados, aunque depende de cada caso. Su aplicación estimula la formación de colágeno, mejora la lubricación y el tono del canal vaginal. Sus efectos suelen durar unos 12 meses, o incluso más tiempo, dependiendo de caso, por lo que no son definitivos. Cuando es necesario, se puede repetir.
En cuanto al tratamiento con plasma rico en plaquetas, se realiza a partir de una muestra de sangre que se obtiene de la propia paciente a través un análisis. La cantidad que se extrae es similar a la de una analítica normal. Este tratamiento revitaliza la piel de la zona vaginal, aumenta la lubricación natural y disminuye el dolor en los casos de coito doloroso. Se indica sobre todo a mujeres que se acercan o se encuentran en la etapa de la menopausia. En general, los resultados se empiezan a notar en un par de semanas. La respuesta depende de la capacidad de regeneración de los tejidos y de factores individuales como la edad, estado hormonal, si eres fumadora o tienes otras patologías. Los beneficios se mantienen entre 6 y 12 meses, dependiendo de los factores mencionados. Entre cada sesión hay que esperar al menos un mes, y al año se pueden realizar, como máximo, tres sesiones.
¿Existen tratamientos “naturales” eficaces?
Los ejercicios de Kegel aumentan la vascularización de forma temporal en la zona, por lo que pueden ser beneficiosos. Pero debes practicarlos solo si tienes un buen conocimiento de la técnica y bajo la supervisión de un fisioterapeuta o profesional experto. De todos modos, esta medida por si sola suele ser ineficaz.
En cuanto a la aplicación local de aceites vegetales ricos en ácidos grasos insaturados (de rosa mosqueta, oliva onagra o bardana, pueden ayudar a hidratar la zona, pero debes de tener cuidado para que no afecten a las mucosas y puedan provocar irritación.
Los geles vaginales y vulvares que contienen ácido hialurónico pueden ser de utilidad como parte de un tratamiento más completo, pero hay que valorar cada caso, así que, antes de comprarlos, consulta a tu ginecóloga/o.
Por Luciana Bergamaschi