PUNTO G FEMENINO: ¿MITO O REALIDAD?
Con frecuencia, el ser humano tiende a mostrarse escéptico ante todo aquello que, sencillamente, no ve. A esto se añaden los mensajes socioculturales negativos que históricamente venimos recibiendo en materia de sexo (aún más influyentes en nuestros días, por increíble que parezca) y que no vienen sino a reforzar el eterno tabú del placer femenino.
Pese a la evidencia de pruebas fisiológicas científicas que demuestran la existencia del punto G en muchas mujeres, su negación o su consideración como “mito” o “leyenda urbana” son un ejemplo y una consecuencia más de la confusión y polémica en torno a este tema. Con todo, lo cierto es que a día de hoy, la controversia continúa. Pero, ¿qué sabemos realmente sobre esta zona que continúa siendo un misterio para muchas personas?
¿Qué es el punto G?
El famoso “punto G” debe su nombre a su descubridor, el doctor Ernst Gräfenberg, un ginecólogo alemán que se vio obligado a huir de su país natal -con el ascenso a la cancillería de Adolf Hitler en 1933- y que emigró a Estados Unidos en 1940 para poder continuar con su investigación sobre el aparato genital femenino.
La clave de todo fue su descubrimiento de una zona erógena situada en la pared anterior de la vagina, en torno a la uretra, que relacionó con el orgasmo y la eyaculación femeninos en su artículo «The role of the urethra in female orgasm» (International Journal of Sexology, 1950; 3: 145-148).
Aunque popularmente se ha ido extendiendo la denominación de punto, en realidad no es tal, sino una pequeña zona eréctil ubicada en la parte superior de la pared frontal de la vagina, que aumenta su tamaño cuando la mujer se excita y cuya estimulación presiona la esponja uretral, repleta de terminaciones nerviosas y vasos sanguíneos (de ahí, su gran sensibilidad).
Dada su configuración y disposición anatómica, se ha demostrado que la estimulación de esta zona puede generar orgasmos de bastante intensidad y provocar, en algunos casos, la emisión involuntaria de un líquido incoloro similar en cuanto a su composición al líquido preseminal masculino y que a menudo inquieta a algunas mujeres, al confundirlo con la orina.
¿Cómo se localiza?
Su localización puede ser difícil si la mujer no está bastante excitada previamente, ya que es precisamente dicha excitación la que permite que esta zona sobresalga, a modo de tejido rugoso. Por otra parte, su localización exacta (2,5 a 7,5 centímetros desde la entrada de la vagina) y tamaño (2 a 5 centímetros) pueden variar entre una mujer y otra. Por todo ello, la mejor actitud si se desea estimular, es planteárselo como un juego más, sin presiones, puesto que a veces es complicado localizarlo y no por ello se debería renunciar a sentir placer con el resto del cuerpo.
¿Cómo se puede estimular?
La estimulación puede realizarse tanto individualmente como en pareja:
Individualmente: mediante estimuladores específicos para el punto G o bien introduciendo uno o varios dedos bien limpios (junto con la higiene, es importante evitar la introducción de objetos punzantes o cortantes o uñas sin limar). La posición del dedo o estimulador debería ser progresivamente más profunda y ligeramente curvada hacia delante (pared vaginal anterior), hasta alcanzar aproximadamente unos 5 centímetros desde la entrada de la vagina.
En pareja: para su estimulación manual en pareja, el hombre puede introducir uno o dos dedos en el interior de la vagina (estando su pareja, por ejemplo, tumbada o recostada con las piernas un poco entreabiertas) y curvar ligeramente el dedo o dedos hacia arriba hasta notar una zona más rugosa, aunque esto dependerá sobre todo del nivel de excitación de la mujer.
En pareja, lo ideal siempre es que sea la mujer quien vaya guiando e indicando a su pareja cómo se va sintiendo a medida que explora (recordamos la importancia de una buena comunicación sexual en la pareja). Además, esta estimulación debe realizarse siempre con suavidad y con los dedos bien limpios y las uñas bien limadas, para evitar hacer daño o causar infecciones. Si se opta por un estimulador de punto G, también existen ya en el mercado productos específicos para su limpieza previa.
¿Qué posturas sexuales en pareja facilitan su estimulación?
Además de los estimuladores para el punto G, existen diferentes posturas sexuales que permiten su estimulación mediante la presión del pene en el coito vaginal. En general, las que más facilitan el acceso a esta zona son aquellas en las que:
La mujer está colocada encima de su pareja, ya que al estar arriba (bien frente a frente, bien de espaldas), es ella quien controla el ritmo, así como el ángulo de entrada y la profundidad de la penetración.
Se produce una penetración desde atrás, sin que el pene se hunda completamente en la vagina, sino buscando la fricción sobre su pared anterior.
Aunque no existen normas generalizadas, -ya que cada mujer y cada pareja son diferentes-, desde el punto de vista anatómico, algunas posturas que podrían facilitar la estimulación del punto G serían:
– Misionero: la mujer tumbada boca arriba y el hombre sobre ella mirándola de frente. En esta posición, para favorecer el control de la mujer, ella puede colocarse un almohadón bajo las caderas con idea de elevarlas. Al hacerlo, es posible escoger el ángulo exacto de penetración, alineando mejor el pene con el punto G. También puede recoger sus piernas contra su pecho o colgarlas del cuello de su pareja.
– Perrito: la mujer colocada de rodillas a cuatro patas y de espaldas al hombre, que introduce el pene desde atrás.
– Amazona: la mujer sentada a horcajadas sobre el hombre, que puede permanecer tumbado boca arriba. Esta postura permite un mayor control a la mujer.
– Balanza: el hombre se sienta al borde la cama o asiento y la mujer se coloca de espaldas y se sienta sobre sus muslos. Esta postura facilita además al hombre la estimulación del pecho y la vulva femenina.
Si además, puedes acompañar esta postura con la estimulación del clítoris o cualquier otra zona de gran sensibilidad para ti, la intensidad del placer aumentará considerablemente.
¿Y si no lo encuentro? ¿Es malo para mi sexualidad?
En absoluto, si divulgamos esta información es precisamente por la necesidad de aclarar que la “búsqueda” del punto G no debería nunca convertirse en una exigencia sexual más, ya que se trata de un simple juego sexual, una opción más a la hora de sentir placer.
Es importante incidir en esto, ya que puede haber mujeres a las que no les guste este tipo de estimulación e incluso en aquellas a las que les pueda gustar, no siempre tiene por qué resultar sencillo notarlo o acceder a esta zona.
Por ello, desde la Sexología Clínica siempre aconsejamos que antes de forzar una determinada práctica sexual, –algo que suele acabar generando frustración, ansiedad y todo tipo de emociones negativas-, la persona o pareja recurra a cualquier otra práctica sexual alternativa que igualmente sea agradable y que, sobre todo, permita un juego “relajado”, centrado en la atención de sensaciones físicas placenteras y libre de exigencias.
¡Placer extra!: Ejercicios de Kegel y estimuladores específicos
Tal vez no lo hayáis pensado, pero ¿sabíais que los famosos ejercicios de Kegel también son eficaces a la hora de potenciar la sensibilidad del punto G? En efecto, los mismos ejercicios que nos permiten ejercitar y tonificar nuestro suelo pélvico, pueden convertirse en un gran aliado a la hora de lograr un extra de placer durante la estimulación de esta zona.
Esto es debido a que el fortalecimiento de los músculos que rodean la vagina permite un mayor control de las propias sensaciones físicas asociadas a la estimulación sexual placentera, permitiendo también de esta forma ejercer más presión con nuestros propios músculos pubococcígeos sobre el punto G.
Si nunca has practicado estos ejercicios, te animo a hacerlo ya, porque al margen de tu edad, estado físico, estilo de vida o momento vital, la práctica de los Kegel proporcionará, sin lugar a dudas, numerosos beneficios a tu salud sexual.
Además, actualmente existe en el mercado una amplia gama de juguetes sexuales de alta calidad y totalmente seguros para tu salud destinados específicamente a la estimulación del punto G, ya que cuentan con un diseño de punta curva hacia arriba y una textura especialmente suave, permitiendo obtener así el máximo disfrute. ¿Te animas a probarlos?
Por Irene Bedmar Martín