Comparto con vosotros mi artículo sobre sexualidad femenina. Está especialmente dedicado a las mujeres interesadas en sacar el máximo partido a su vida sexual, potenciando su inteligencia sexual y emocional. ¡Espero que os guste!
Cualquier mujer debería poder sentirse libre para decidir qué hacer con su cuerpo o su vida sexual sin sentir temor, culpa o vergüenza. Sin embargo, la realidad nos confirma que muchas mujeres aún mantienen una relación de extrañeza, confusión e incluso rechazo hacia su propio cuerpo. La sexualidad femenina tiene aún mucho trabajo por delante.
Las razones son numerosas:
Mi intención a la hora de darte a conocer estos diez consejos es proporcionarte unas claves básicas que te permitan sacar el máximo partido a tu sexualidad, partiendo de la importantísima relación entre salud sexual y bienestar psicológico y emocional.
1. Selecciona rigurosamente tus fuentes: cobsulta sólo a expertos/as
Tanto si has tenido la suerte de recibir una adecuada educación sexual, como si no, siempre que tengas dudas o necesites información sobre cualquier aspecto relacionado con tu sexualidad, no lo dudes, consulta solo a profesionales especializados en Sexología Clínica. Aunque pueda parecer obvio, esto es fundamental, porque se trata de tu salud.
Vivimos en la era de la sobreinformación y su consecuencia lógica es la mala calidad o la falta de rigor científico de la misma. Por tanto, seamos sensatas y realistas. Es necesario ser muy selectivas hoy en día al escoger las fuentes de información que determinarán nuestra salud sexual.
2. Escoge tu propio modelo sexual, sin tratar de imponerlo a los demás
¿Te has planteado alguna vez qué modelo de sexualidad vives o con cuál te identificas? Tu modelo de sexualidad integra todo lo relacionado con tu modo de experimentar el sexo: ideas o creencias, información y educación sexual recibida, tipo de prácticas y relaciones sexuales favoritas, prioridades y valores asociados a la sexualidad, formas de expresión, etc.
En Sexología solemos emplear este concepto para referirnos a cuatro modelos básicos que han ido surgiendo en diferentes etapas de la historia y que actualmente “conviven”. La sexualidad femenina puede experimentarse desde cualquiera de ellos:
Modelo prohibitivo/falocrático: basado en el tabú, en una perspectiva básicamente reproductiva -genitalidad- y en la penetración vaginal heterosexual como única práctica sexual “válida”. La experiencia clínica evidencia su influencia en la mayoría de problemas sexuales femeninos y masculinos.
Modelo preventivo: centrado en la importancia de la prevención de enfermedades de transmisión sexual al mantener relaciones sexuales. Sin embargo, el mensaje que nos transmite es que el coito vaginal sigue siendo la práctica sexual más importante, por lo que es necesario protegerse para no contraer ETS.
Modelo permisivo: supuso un gran progreso a nivel de derechos sexuales y reproductivos, así como en cuanto a la visión global de la sexualidad (aceptación de la diversidad, paso de la prohibición al “todo vale”…), aunque la sexualidad sigue centrada en la genitalidad y el delicado concepto de normalidad: lo normal es que una “relación sexual completa” incluya el coito vaginal, aunque puede haber otro tipo de juego sexual en torno a él, como los preliminares (considerados como “entremés” previo al coito).
Modelo integrador: el más completo. Integra aspectos que suponen un paso más en el modo de concebir la sexualidad humana:
3. Tu cuerpo es tu aliado
¿Qué relación mantienes con tu cuerpo? Tanto si aún estás “tomándole el pulso” como si ya crees que ya te ha enseñado todo lo que necesitabas saber, seas joven, adulta o madura, cuides en mayor o menor medida tu cuerpo o te dejes influenciar o no por el constante bombardeo de mensajes sociales que las mujeres escuchamos a diario, hay una máxima que no falla al hablar de sexualidad femenina:
Si realmente aceptas tu cuerpo, tu autoestima sexual te permitirá disfrutar plenamente del sexo.
4. Entrena sabiamente tu mente y trata de erotizarla
Practica un hábito de pensamiento positivo y constructivo. Sí, ya sé que estás harta de leer esto pero nadie te enseña una forma eficaz de conseguirlo, ¿verdad? Pues justo a esto me refería en la clave nº 1. Actualmente recibimos información masiva sobre “estilos de vida y pensamiento saludables”, pero hazte esta pregunta: ¿realmente leer esto me está ayudando a cambiar mi estilo de pensamiento? ¿Estoy logrando comprometerme a entrenar de forma eficaz y con resultados tangibles este hábito que sé que necesito? En este sentido, permíteme un consejo: podrás leer de todo, pero solo las técnicas que los profesionales de la psicología formados como terapeutas aplicamos cuentan con eficacia sobradamente demostrada.
En tus relaciones sexuales, apaga el interruptor de la racionalidad, enciende el de la fantasía y la lujuria y déjate llevar por tus sensaciones placenteras atendiendo plenamente a tus cinco sentidos…
5. Gestiona bien tus emociones
Las mujeres obtendrán la auténtica igualdad en el terreno sexual cuando dejen de sentirse culpables. (Albert Ellis, creador de la terapia racional-emotiva).
Esta cita recoge perfectamente la realidad emocional de la sexualidad femenina. Pese al tiempo transcurrido, se basa en la realidad que planteaba al inicio: la lucha de muchas mujeres contra su naturaleza sexual, con el consecuente coste emocional. La buena noticia es que las mujeres aprendemos y evolucionamos. Ya vamos sabiendo que nadie debe imponernos un modelo de sexualidad determinado, mucho menos cuando es nuestra salud emocional la que está en juego.
Al margen de esto, si tienes dificultades emocionales serias que afectan a tu sexualidad, mi consejo es que enfoques toda tu atención en tus puntos fuertes , en lugar de invertir tiempo y energía en alimentar emociones negativas. Sé que en ocasiones esto es muy complicado, pero no deja de tratarse de un hábito que puedes aprender, si te dejas asesorar por expertos/as.
6. En materia de sexo, no hay normas preestablecidas ni límites al placer…
Esta idea encaja con el modelo permisivo, pero sin la clave nº 7 comprobarás que se nos queda coja. Es decir, aunque nuestra capacidad para sentir placer sea ilimitada, nuestra conducta sexual sí debe ir vinculada a unos valores. Estos nos permitirán disfrutar de nuestra sexualidad sin problemas para nosotras ni para nuestras parejas.
7. …Pero sí mínimos – tus valores: dignidad, respeto, sinceridad, autoestima…
“Tus mínimos” son en realidad la base de todo. Son los cimientos para que tu sexualidad sea segura, satisfactoria y realmente placentera. ¿Cómo vas a disfrutar del sexo a solas o en pareja si no te respetas a ti misma o si no eres capaz de empatizar con tu pareja? Se trata de pilares fundamentales, pero existen muchos más y son imprescindibles para que las cosas vayan bien.
8. Tu pareja no tienen por qué adivinar tu pensamiento – Comunicación sexual
Esto es algo que, a pesar de los años de experiencia profesional, confieso que no deja de sorprenderme, como mujer, como psicóloga y como sexóloga. Muchas mujeres siguen confundiendo amor con habilidades empáticas y comunicativas. Si de verdad me quiere, tiene que saber lo que me gusta. Tiene que saber lo que pienso en cada momento. A estas alturas debería saber lo que necesito, lo que más me complace sexualmente, etc.
Hay muchas mujeres absolutamente convencidas de esta creencia errónea. Es muy necesario que abramos de una vez los ojos a la realidad. Debemos aceptar que hay que echarle coraje, ser responsables. Asimilar que la comunicación en la pareja es ESENCIAL y que no crece en los árboles, sino que hay que cultivarla día a día, mediante la empatía.
Por cierto, comunicar no es hablar sin más. Tampoco limitarnos a la queja o la petición. Es tener muy claro de antemanoqué quiero expresar, por qué (intencionalidad) y cómo debo expresarlo para que realmente llegue el mensaje que quiero transmitir sin generar malentendidos.
De acuerdo, no es tarea fácil, de hecho implica disciplina. La buena noticia es que también se puede aprender con la práctica. Podemos conseguir resultados impresionantes y dar un giro totalmente positivo a nuestra relación en un momento dado. La sexualidad femenina tiene mucho que ganar a partir de una buena comunicación sexual.
9. Tus relaciones sexuales – La importancia de los acuerdos
Hasta aquí las habilidades básicas para una comunicación constructiva y eficaz en la pareja. Ahora es necesario llegar a acuerdos en todo aquello en lo que, potencialmente, se pudieran tener opiniones diferentes. (Algo por cierto, completamente lógico entre las personas, aunque sean nuestra pareja). Por ejemplo, qué prácticas sexuales se prefieren en pareja y cuándo. El modo de expresarse en la comunicación sexual (por ejemplo, cómo sí y cómo no acariciar). Los “pactos de no agresión” para sustituir el intercambio sistemático de comentarios negativos por expresión constructiva de ideas propias, etc.
Mención aparte merece la expresión de sentimientos en la pareja. Es todo un arte y una de las causas más frecuentes de malentendidos en las relaciones de pareja. Las mujeres y los hombres ni pensamos ni sentimos de la misma forma, pero sí de forma complementaria. Y deberíamos aprovechar esto para enriquecer y potenciar incluso nuestro desarrollo integral como seres humanos.
10. “Extras y favoritos”
Pero esto no es todo. Una siempre tiene derecho a un caprichito. A un momento especial de intimidad a solas y/o en pareja. Ese juguete, aroma o loción de masaje. Una prenda especial. Aquella fantasía personal o compartida que tan excitante puede resultar. O a esa práctica sexual en concreto que sólo puedes realizar a solas o con alguien muy especial, ¿no crees?
Pues también tengo buenas noticias que darte en este sentido. Este tipo de “caprichos” no sólo te harán pasar un buen rato, sino que a nivel neuroquímico repercuten muy positivamente en tus emociones. Por tanto, tienen un gran potencial para incrementar tu autoestima sexual y general como mujer. Además, pueden ayudarte a ampliar tu visión de la sexualidad y potenciar tu salud física y emocional.
Si has asimilado toda esta información y estás dispuesta a ponerla en práctica, ¡enhorabuena! Ya dispones de la auténticas claves de la sexualidad femenina.
Por Irene Bedmar